PARTE V
EMBRIOLOGÍA OCULTA
El Gran Señor Vishnú ya ha venido
nueve veces a la Tierra para salvar al hombre. Falta su décimo nacimiento. Sus
nueve apariciones tienen un estrecho paralelo con los nueve principales cambios
que ocurren en el embrión humano, previamente al nacimiento. Vishnú nació,
primero, de la boca de un pez. Luego, nació del cuerpo de una tortuga. Más
tarde, tuvo su aparición como jabalí, luego león, después como mono. Y luego de
tener otros nuevos cambios, apareció como hombre. Yo noté, hace algún tiempo,
que un hombre de ciencia había confeccionado una tabla mostrando la relación
del cerebro humano con varios animales durante el período prenatal. Seguía
exactamente la lista de las encarnaciones de Vishnú, aunque era totalmente
inconsciente de que estaba uniendo el ocultismo oriental con la embriología
Occidental.
Casi todos los mitos de la
cosmogonía están basados en la embriología. La formación del cosmos, se dice,
ha tenido lugar en la misma forma en que el hombre ha sido formado, sólo que en
una mayor escala. Por ejemplo, en los Puranas de Vishnú se nos dice que
la creación tuvo lugar dentro del vientre de Meru. El espacio estaba rodeado de
grandes montañas y escarpadas rocas (el corión, o membrana externa que envuelve
el feto). El universo fue creado del agua y flota en un gran mar (el fluido
amniótico). Descendiendo una escala (cordón umbilical) vinieron los dioses.
Cuatro ríos fluían dentro de la nueva tierra, como se dice en el Génesis. Estos
son los vasos sanguíneos del cordón umbilical. Así sigue el relato, existiendo
una correlación maravillosa. Algún día, quizás, una nueva ciencia podrá ser
basada sobre la ley de analogía. Eso aportará una contribución mucho mayor a
las conclusiones científicas que todas las especulaciones científicas de la
época.
Es razonablemente cierto que el
relato de Adán y Eva, y el Paraíso, está basado en la embriología, y que el
vientre es el original Paraíso. Simbólicamente se le representa por la O; el
punto en el círculo es el germen primitivo, y así sucesivamente, uno puede seguir
la analogía hasta donde se quiera. El
huevo de Brahma, es el relato del embrión cósmico, y la embriología es el
estudio básico de la creación.
En la embriología tenemos,
también, una recapitulación muy interesante del pasaje de la raza humana a
través de varias especies de la Naturaleza. Encontramos, en cierto período, las
criaturas hiperbóreas. En otra época, vemos al primitivo hombre lemur, más
tarde, al atlante; y, finalmente, al ario. Recomendamos a todos los estudiantes
de ocultismo, el hacer un estudio muy cuidadoso de este tema. La ciencia sabe
que toda la vida de este planeta vino del agua. El embrión humano está rodeado
de agua durante todo el período primario de su crecimiento, y en esto,
encontramos una ilustración de la evolución de todas las cosas. El sexo no
apareció en la Tierra hasta la tercera raza. Y no aparece en el embrión hasta
el tercer mes.
La recapitulación del embrión humano
a través de los reinos inferiores de
la Naturaleza, es una de las pruebas más poderosas de la evolución, ya que
determina, en forma concluyente, que el hombre no pudo haber sido hecho
originalmente en su condición adulta. En consecuencia, ha pasado a través de
una embriología cósmica; en efecto, él esta todavía en embrión y no nacerá
realmente en la raza humana hasta no ser verdaderamente humano, lo cual no será
por muchos miles de años. Está actualmente en la etapa de convertirse en
hombre.
Los nueve meses del período
prenatal, por siglos, han sido empleados simbólicamente. Nueve es el número del
hombre, porque durante nueve meses está el cuerpo en proceso de preparación. El
número perfecto se supone que es el doce, por eso, en la época presente, el
hombre nace tres meses antes de ser terminado. El gradual desarrollo de la raza
humana traerá como resultado el ser más terminado durante el período prenatal,
hasta que, finalmente, el nacimiento sea lo último, y toda experiencia y
crecimiento tendrá lugar en el período embrionario.
El hombre no nace totalmente de una
vez. Podemos decir que nace por grados. La conciencia trabaja fuera del cuerpo,
utilizando las sustancias plásticas hasta el momento de vivificarlo, cuando
toma a su cargo el vehículo desde lo interno y comienza a modelar cierta
cantidad de individualidad de los materiales que la rodean. En el momento del
nacimiento, el cuerpo físico nace, y un proceso de cristalización comienza, que
no se detiene nunca, ni por un solo instante, hasta el momento de la muerte. El
hombre principia a morir en el momento de su nacimiento, y el alcance de la
vida está determinado por el tiempo que ese proceso requiere. Al séptimo año,
el cuerpo vital entra en acción, y los períodos más grandes de crecimiento
tienen comienzo. Es entonces que los padres principian a tener dificultades. Es
la época en que dejan sus ropas tiradas o afuera. Los niños crecen como la
hierba, porque están, literalmente, recapitulando sus existencias de plantas,
mientras que hasta ese entonces ellos recapitulan su estado mineral. Cerca del
séptimo año el niño comienza a producir esencias vitales dentro de su propio
cuerpo. Hasta esa época vive de las fuerzas secretadas, en las glándulas
internas de la garganta, antes del nacimiento. En otras palabras, se mantiene a
si mismo con la vida que ha almacenado de los padres. Alrededor de los siete
años de edad, comienza a trabajar para si mismo, está en actividad minuto tras
minuto, y si el joven pudiera embotellar su energía y conservarla para la
vejez, en qué maravilloso mundo viviríamos.
Entre los doce y los catorce años,
en las regiones moderadas, el hígado principia su actividad; el cuerpo
emocional ha nacido. Es durante estos días de la adolescencia que el joven
enfrenta sus más grandes problemas. La emoción corre desenfrenadamente. La
conciencia esta recapitulando sus existencias animales. Manifestando la euforia
juvenil es a menudo, la etapa de los grandes errores. Mayor número de vidas son
oscurecidas, o inutilizadas, entre los catorce y los veintiún años; esto ocurre
más que en ningún otro período de la vida. Se nota, especialmente, entre las
razas primitivas que han sido puestas en contacto con nuestro sistema
educacional, que hay un cambio alrededor de los catorce años. Hasta esa época,
estos niños han estado a la cabeza de sus clases y tenido una posición
brillante, pero, cuando se apodera de ellos la naturaleza animal son un fracaso
en cuanto a la educación se refiere. Cualquier maestro de escuela que haya
educado a niños extranjeros dará testimonio de esta condición entre ciertas
nacionalidades. El retardado es un ejemplo de la pérdida de las funciones
mentales con el nacimiento del cuerpo astral, y hay muchos de estos ejemplos.
Durante estos días de turbulencia emocional, los padres deben manejar a sus
hijos con firmeza y bondad, si no aquéllos mismos niños se volverán algún día
contra sus padres y les culparán por haber arruinado sus vidas.
Entre los dieciocho y los veintiún
años, de acuerdo con las condiciones climáticas, el cuerpo mental toma el
gobierno, y nosotros decimos que el individuo ha llegado a su mayoría de edad.
Entonces, se le permite votar; el padre le regala un reloj de oro y lo envía al
mundo en busca de fortuna. Quizás una persona entre un millón comprenda,
realmente, porque se ha establecido los veintiún años como la época de la
mayoría de edad, pero, todo ocultista conoce la razón. La conciencia
espiritual, el verdadero “yo soy", no toma posesión de sus nuevos cuerpos
hasta los veintiún años. Hasta ese momento está gobernado enteramente por los
centros sensorios inferiores. Por lo tanto, la vida progresa en ciclos de siete
años.
Como un ejemplo de esto, nosotros
vemos que, los veintiocho años señalan el período del segundo nacimiento
físico; los treinta y cinco, el segundo nacimiento vital, o, como es llamado,
segundo desarrollo; los cuarenta y dos, el período del segundo nacimiento emocional.
Durante estos años, gente perfectamente normal hasta entonces, muy a menudo,
deviene sentimental. Los cuarenta y nueve, marcan la aurora de un nuevo período
de actividad mental, y los siguientes siete años son la edad de oro del
pensamiento. Son los períodos de la razón filosófica, los años más completos y
que coronan la vida con su plenitud. Y así van, los ciclos tras los ciclos. Si
el individuo durara bastante tiempo, pasaría por su segunda, tercera y cuarta
niñez.
Muy pocas personas comprenden y
saben realmente que ellos están compuestos de elementos minerales, vegetales y
animales. Los huesos son, literalmente, minerales; el cabello es una planta
nutrida por olas de éter vital que le llegan a través de la piel, y en todo
individuo hay, en su interior, miles de cosas que se arrastran, reptan y
trepan, que hacen de nosotros un zoológico de nuestra exclusiva pertenencia.
Los antiguos escandinavos, conociendo esto perfectamente, escribieron muchas
leyendas relativas a estas pequeñas criaturas que viven en el hombre. Una
famosa estatua del Padre Nilo, está cubierta con pequeñas figuras humanas, las
cuales representan los atributos y funciones, del hombre. El hombre es un gran
campo de estudio, pero nosotros hacemos muy poco uso de nuestro libro de texto.
Las Escrituras de todas partes están llenas de referencias anatómicas de
ciudades y lugares que no tienen ninguna existencia fuera del hombre mismo. Las
doce puertas de la Ciudad Santa son las doce aberturas del cuerpo humano. Lo
mismo que los doce Maestros de la Sabiduría y las doce grandes escuelas de
filosofía. Estas aberturas están divididas en dos divisiones de siete y cinco.
Hay siete entradas visibles y cinco ocultas en el cuerpo humano.
Uno de los filósofos griegos dijo a
sus discípulos que debían recordar distintamente que había seis aberturas que
se dirigían al cerebro y solamente una dirigiéndose fuera de la cabeza humana,
y que ésta era regida por el estómago. Por lo tanto, ellos debían escuchar dos
veces (una vez por oído), ver dos veces (una vez con cada ojo), sentir dos
veces (una vez por cada lado de la nariz), pero hablar sólo una vez, y que lo
que dijeran debía venir del cerebro y no del estómago. La advertencia todavía
suena bien.
Los hebreos usaban la cabeza humana
como un símbolo favorito para expresar los divinos atributos, llamándola la
Gran Faz. Los dos ojos eran correlacionados al Padre, porque ellos eran los
órganos de la conciencia; las dos ventanas de la nariz con el Hijo, porque eran
los órganos para sentir y también vehículos del prana, la fuerza vital que se halla en el éter. La boca fue usada
para simbolizar al Espíritu Santo, que emitía la palabra hablada y formaba el
mundo. Las siete palabras a las cuales la boca dio origen eran los siete
espíritus ante el trono; también son los vasos y las trompetas de la
Revelación. Ellas salían afuera como el ejército de la voz para crear en los
siete mundos, y toda la Naturaleza dimanó de su poder creador. Pocos realizan
el magnífico simbolismo que oculta la cabeza humana, y cómo ha sido usada en
los relatos de las Escrituras.
A este artículo hemos agregado un
escrito que fuera publicado aparte hace algunos años, pero que no se ha vuelto
a publicar. El artículo mencionado tiene una conexión directa con el tema del
simbolismo anatómico, mostrando cómo los principios delineados en las páginas
precedentes dan su resultado si se los aplica a los diferentes problemas del
mundo actual.
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