PARTE II
LOS TRES MUNDOS
De acuerdo con las Escuelas de
Misterios el cuerpo humano está dividido en tres grandes partes, y, en analogía
con esto, el universo externo se dice que esta compuesto de tres mundos: cielo,
tierra e infierno. El cielo es el mundo superior y por alguna razón desconocida
se supone que está arriba, aunque Ingersoll ha probado concluyentemente que
debido a la rotación de la tierra, arriba
y abajo son siempre lugares
cambiables. Casi todas las religiones enseñan que Dios mora en el cielo. A sus
componentes se les enseña que Dios está sobre ellos, por eso levantan sus manos
en la oración y elevan sus ojos hacia el cielo al implorar o pedir algo. En
algunos países se supone que Dios mora en la cima de las montañas, que son los
lugares más elevados del mundo. Dondequiera que él esté y quienquiera que sea,
el lugar de su morada está arriba, desde donde protege al mundo de abajo.
Entre el cielo de arriba y el
infierno de abajo está la Tierra, llamada por los escandinavos Midgard, o jardín del medio. Está
suspendida en el espacio y constituye la morada de los hombres y otros seres
vivientes. Está conectada con el cielo por un arco iris que hace de puente y
por el cual los dioses descienden. Sus cráteres volcánicos y fisuras, se dice
que sirven de conexión con el infierno, el lugar de la oscuridad y el olvido.
Aquí, “entre los dominios del cielo y de la tierra que maneja", como dice
Goethe, existe la Naturaleza. La verde campiña, los corrientes ríos, el
poderoso océano, existen sólo en el mundo medio, el cual es una especie de
campo neutral, en donde las huestes del bien y del mal libran su eterna batalla
de Armageddon.
Abajo, en oscuridad y en llamas,
tormentos y sufrimientos, esta el mundo de Hel, el cual nosotros hemos
interpretado como infierno. Es lo más bajo; porque, seguramente, así como
pensamos del cielo como lo de arriba, lo hacemos del infierno como lo de abajo,
mientras que este lugar medio (Tierra) parece ser como la línea divisoria entre
ambos. En el infierno están las fuerzas del mal, las lágrimas, los profundos
dolores, los poderes destructivos, los cuales están siempre produciendo
aflicción a la Tierra y luchando, incansablemente, para derribar el trono de
los dioses en el cielo.
Este sistema en su totalidad es un
mito anatómico, pues el mundo celestial de los antiguos - el templo de la
justicia en la cima de la montaña - era el cráneo con su divino contenido. Es
el hogar de los dioses en el hombre. Se lo denomina con el término de arriba porque ocupa el extremo norte de
la columna vertebral humana.
Se dice que el templo de los dioses
que gobiernan la Tierra está en el Polo Norte, el cual es, mencionándolo de
paso, el hogar de Santa Claus, porque el Polo Norte representa el lado positivo
de la columna vertebral del "Señor planetario". Santa Claus, saliendo
de la chimenea, con su ramita de siempreviva (Árbol de Navidad), en la estación
del año cuando la Naturaleza esta muerta, tiene una hermosa interpretación
masónica para aquéllos que quieran estudiarla.
Lo mismo es cierto respecto al maná
que descendía para alimentar a los Hijos de Israel en el desierto, porque este
maná es una sustancia que desciende por la médula espinal desde el cerebro. Los
hindúes simbolizan la espina dorsal como el tallo del loto sagrado; por lo
tanto, el cráneo y su contenido está simbolizado por la flor. La columna
vertebral es la escala de Jacob, conectado el cielo con la Tierra, mientras que
los treinta y tres escalones son los grados de la masonería y los años de vida
de Cristo. En lo alto de estos escalones, el candidato asciende en el plano de
la conciencia para alcanzar el templo de la iniciación, que se halla colocado
en la cima de la montaña. En este lugar majestuoso, con su cúpula arriba de
todo, con un agujero en su piso (foramen
magnum), es donde se dan las iniciaciones del gran misterio. Las montañas
de los Himalayas con sus picos, representan los hombros y la parte superior del
cuerpo. Son las montañas más elevadas de la Tierra. En alguna parte, sobre la
cima más alta, se levanta el templo, descansando (como en el cielo de los
griegos) sobre los hombros de Atlas. Es interesante notar que la vértebra
superior de la columna vertebral del hombre es llamada atlas y sobre ella
descansa la base del cráneo. En el cerebro hay un número de cavidades y
circunvalaciones, y en ellas (según las leyendas orientales) viven los sabios -
los yoguis y hermitaños -. Las cavernas de los yoguis, se dice, están ubicadas
en los lugares cercanos al nacimiento del río Ganges. Toda religión tiene su
río sagrado. Para los cristianos es el Jordán; para los egipcios, el Nilo; y
para los hindúes, el Ganges. El río sagrado es el canal espinal que corre entre
los picos de las montañas. Los santos, en su retiro, representan los centros
sensorios del ojo espiritual ubicado en el cerebro humano y son los siete
durmientes, del Corán, quienes deben permanecer en la oscuridad de sus cavernas
hasta tanto el fuego espiritual los vitalice.
El cerebro es la habitación de
arriba a que se refieren los Evangelios, en donde Jesús se encontraba con sus
discípulos, y se ha dicho que los discípulos representan las doce sinuosidades
del cerebro. Son estos doce senos del cerebro los que más tarde envían sus
mensajes por medio de los nervios, al cuerpo que está abajo, para convertir a
los Gentiles, o predicar el Evangelio a campo abierto. Estas doce sinuosidades
se reúnen alrededor de la abertura central del cerebro (el tercer ventrículo),
el cual es la santidad de santidades - el asiento de la misericordia -, en
donde, entre las extendidas alas de los Ángeles, Jehováh habla con el sumo
Sacerdote, y donde permanentemente, día y noche, se manifiesta la gloria de
Shekinah. Desde este punto asciende, finalmente, el espíritu; lugar del cráneo
que representa al Gólgota. Es un hecho clarividente de que el espíritu no sólo
deja el cuerpo sino que también entra en él, por la coronilla, lo cual
probablemente ha dado origen al relato de Santa Claus y su chimenea.
La Trinidad en el hombre mora en las
tres grandes cámaras del cuerpo humano, desde las cuales irradian su poder a
través de los tres mundos. Estos centros son: el cerebro, el corazón y el
sistema de reproducción. Estas son las tres cámaras principales de la pirámide
y, también, los lugares en donde se dan las iniciaciones de Aprendiz, Compañero
y Maestro masón, todos éstos, grados de la Logia Masónica Azul. En estas tres
cámaras moran el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, los cuales son
simbolizados por la palabra de tres letras: AUM. La trasmutación, regeneración
y desarrollo de estos tres grandes centros se produce por la repetición de la Palabra Perdida la cual es el gran
secreto de la Orden Masónica. De los nervios espinales vienen impulsos y
fuerzas vitales que hacen eso posible. Por lo tanto, al masón se le advierte
que debe considerar con todo cuidado su palabra substituta, que significa
"la médula de los huesos."
En el cerebelo, o cerebro posterior
- el cual tiene a su cargo el sistema motriz del cuerpo humano y es el único
cerebro desarrollado en el animal -, se encuentra el desarrollo de un pequeño
árbol, el cual, por su forma arborescente, ha sido simbolizado como una rama de
acacia y como tal se refiere a una alegoría masónica.
Los dos hemisferios del cerebro
fueron llamados por los antiguos Caín y Abel, y tiene mucho que hacer con la
leyenda del castigo de Caín, que es, literalmente, el castigo por el
desequilibrio. Porque Caín, matando el espíritu de equilibrio, es enviado a
vagar por la faz de la tierra. Yo tengo en mi poder un cráneo muy notable que,
originalmente, descansaba sobre los hombros de un homicida. Es de una cualidad
orgánica elevada, pero lleva la maldición de Caín. Este individuo tenía odio
por alguien, y lo alimentaba muy cuidadosamente. El alimentar un rencor,
algunas veces, deviene una de las cosas más peligrosas. Este individuo juró que
cuando encontrara a cierta persona, le arrancaría el corazón y se lo echaría a
la cara. Pasaron varios años; su odio aumentaba. Al final, encontró a su
enemigo, lo atacó y cumplió la amenaza. Fue ahorcado por el crimen, pero el
cráneo, llevando el testimonio de su cerebro, revela un hecho muy interesante.
La mitad derecha del cerebro está bajo el control de Mercurio - el planeta de
la inteligencia - y como resultado de que lo cruzan nervios en la base del
cráneo, domina el lado izquierdo del cuerpo. El lado izquierdo del cerebro,
bajo el control de Marte - el espíritu de la ira y del impulso - gobierna el
lado derecho del cuerpo y del mismo modo el fuerte brazo derecho. Como
resultado de su odio y el gobierno de Marte, que crecía por ese odio, la parte
posterior del lado, izquierdo del cerebro llegó a ser justamente el doble en
volumen que la del lado derecho. El individuo permitió que Marte controlara su
naturaleza. La impetuosidad de Marte lo gobernaba, y pagó con su vida la
maldición de Caín. La ciencia sabe que hay una línea muy fina que separa la
genialidad de la insanidad; porque, cualquier vicio o virtud dominante, el
hombre la debe pagar con el desequilibrio. La falta de armonía siempre altera
nuestro punto de vista, y un punto de vista erróneo siempre produce
sufrimiento.
En el cráneo se halla "el
tablero de los conmutadores" que controla las actividades del cuerpo. Toda
función del hombre que tenga lugar debajo del cuello, tiene su control desde un
centro de conciencia del cerebro. La prueba de esto es que cualquier lesión
producida en determinados centros del cerebro, produce la paralización de
varias partes del cuerpo. La ciencia médica sabe ahora que la médula espinal es
una prolongación del cerebro, y algunos hombres con autoridad científica
afirman que la médula es capaz de tener inteligencia, a lo largo de todo su
recorrido . Esta médula es la espada flamígera que se supone está colocada verticalmente
en los portales que cierran el Jardín del Edén. El Jardín del Edén es el
cráneo, dentro del cual hay un árbol que tiene doce clases de frutos.
El cerebro está lleno de cámaras
abovedadas y galerías, las cuales tienen su correspondencia en las bóvedas y
arcos de los templos, siendo, indudablemente, el tercer ventrículo la Cámara
del Rey de la Gran Pirámide. La médula espinal es la serpiente de los antiguos.
En algunos lugares de la América Central y Sud América el Dios Salvador es
llamado Quetzalcoatl. Su nombre significa: serpiente
emplumada, y éste ha sido siempre su símbolo. Esta es la serpiente
bronceada levantada por Moisés en el desierto. Los nueve anillos de la cola de
la serpiente son llamados el número del hombre, y ellos representan las vértebras
sacras y coxígeas, en cuyos centros se encuentra el secreto de la evolución
humana.
Cada órgano del cuerpo físico esta
reproducido en el cerebro, en donde está copiado por la ley de analogía. Hay
dos formas humanas embriónicas, una masculina y otra femenina, entrelazadas en
el cerebro. Éstas son el Yin y Yang de la China, los dragones blanco y
negro mordiéndose entre si. Una de estas figuras tiene como órgano de expresión
la glándula pineal, y la otra, el cuerpo pituitario. Estas glándulas de secreción
interna, son dignas de consideración, pues ellas son factores de suma
importancia en el desarrollo de la conciencia humana. Aunque aparecen como no
teniendo ninguna función, no están atrofiadas, y como la Naturaleza no preserva
ningún órgano innecesario, ellas deben tener un rol muy importante. Es conocido
que estas glándulas son mayores y más activas en las mentalidades con un alto
grado de desarrollo y lo contrario ocurre en las de desarrollo inferior; y, en
ciertos idiotas congénitos, ellas son muy pequeñas. Estas dos glándulas son
llamadas la cabeza y la cola del dragón de la sabiduría. Ellas son los polos de
cobre y de zinc de un circuito eléctrico, que tienen al cuerpo entero como una
batería.
El cuerpo pituitario (que descansa
en la "silla turca" del hueso esfenoide, directamente detrás y un
poco debajo del puente de la nariz y conectado con el tercer ventrículo por un
fino canal llamado: infundibulum) es el polo femenino, o centro negativo, que
tiene a su cargo la expresión de la energía física. Su actividad regula en alto
grado el tamaño y peso del cuerpo. Es también un termómetro que revela los
desórdenes que hubieren en cualquiera de las cadenas de las glándulas internas.
La endocrinología (estudio de las glándulas internas y sus secreciones) esta
todavía en un estado embrionario, pero algún día, se revelará como lo más
importante de la ciencia médica. En el mundo antiguo se conocía al cuerpo
pituitario por los siguientes símbolos: la retorta de los alquimistas; la boca
del dragón; la Virgen María; el Santo Grial; el cuarto creciente lunar; el baño
purificador; uno de los querubines del Arca; la Isis de Egipto; Radha de la
India; y la boca del pez. Puede ser muy bien llamado: la esperanza de gloria
del hombre físico. En el extremo opuesto del tercer ventrículo y un poco más
arriba, está la glándula pineal, la cual no deja de semejarse a una piña (de la
cual toma su nombre).
Sir Ernest Alfred Wallis Budge,
cuidador de las antigüedades egipcias en el Museo Británico, menciona, en una
de sus obras, la costumbre egipcia de atarse conos de piñas sobre la cabeza.
Declara que, en los rollos de papiros, esos conos están atados en lo alto de la
cabeza de los muertos, cuando tienen que hacerse presente ante Osiris, señor
del mundo inferior. Indudablemente que este símbolo se refiere a la glándula
pineal. Había, también, costumbre en ciertas tribus de África de atar pedazos
de grasa sobre sus cabezas, y dejarlos que se derritieran al sol y les corriera
sobre el cuerpo, como parte de normas religiosas. Es interesante observar que
los Indios Americanos solían llevar su pluma - que originalmente era símbolo de
su Cristo - en el mismo lugar en donde los monjes cristianos afeitan su cabeza.
Los hindúes, enseñan que la glándula pineal es el tercer ojo, llamado el ojo de Dangma. Es Llamado por los
buddhistas el ojo que todo lo ve, y en la cristiandad se
habla de él como del ojo único.
Se nos dice que en épocas remotas la
glándula pineal era un órgano de orientación, por el cual el hombre conocía el
mundo espiritual, pero que, con la aparición de los sentidos materiales y los
dos ojos objetivos, dejó de usarse, y, durante el tiempo de la raza lemur, se
retiró al lugar que, actualmente, ocupa en el cerebro. Se dice que los niños,
recapitulando sus períodos previos de evolución, tienen, alrededor de los siete
años un uso limitado del tercer ojo, en cuyo tiempo los huesos del cerebro se
desarrollan en conjunto. Esto se relaciona con la condición semiclarividente de
los niños, los cuales son, en el campo psíquico, mucho más sensitivo que los
adultos. Se supone que la glándula pineal secreta un aceite, el cual es llamado
resina, la vida del pino. Esta
palabra parece estar relacionada con el origen de los Rosacruces, quienes
trabajaban sobre las secreciones de la glándula pineal buscando la apertura del
ojo único; porque en la Escritura se dice: "La luz del cuerpo es el ojo;
por lo tanto, si tu ojo se hace único, el cuerpo todo será llenado con
luz."
La glándula pineal es la cola del
dragón y en un extremo tiene una pequeña protuberancia parecida a un dedo. Esta
glándula es llamada Joseph (José), porque es el padre del hombre Divino.
La protuberancia semejante a un dedo, es llamada la vara de Dios; algunas
veces, la lanza sagrada. Su contorno se asemeja a esas retortas que utilizaban
los alquimistas para evaporar líquidos. Es un órgano espiritual, destinado, más
tarde, a ser lo que fue al comienzo, esto es, el eslabón de enlace entre lo
humano y lo divino. El vibrante dedo en el extremo de esta glándula es la vara de Jesse y el cetro del alto
Sacerdote. Algunos ejercicios, como se dan en las escuelas de Misterios del
occidente y oriente, hacen vibrar este pequeño dedo, produciendo un sonido
zumbante sordo, en el cerebro. Esto es, algunas veces, muy penoso,
especialmente cuando el individuo que experimenta el fenómeno, lo que ocurre en
la mayoría de los casos, no sabe nada de la experiencia a través de la cual
está pasando.
En el medio del cerebro y rodeado
por las circunvoluciones, está el tercer ventrículo, una cámara abovedada de iniciación.
Alrededor de ella se sientan los tres reyes, tres grandes centros de vida y
fuerza - el cuerpo pituitario, la glándula pineal y el thalamus óptico. En esta cámara hay, también una pequeña simiente
como arenisca, la cual está indudablemente, conectada con el arca del rey que
se halla en la Gran Pirámide. Se supone que el tercer ventrículo es el sitial
del alma, y se dice que el aura que rodea la cabeza de los santos y sabios,
representa el resplandor dorado que irradia este tercer ventrículo.
Entre los ojos y justo arriba de la
raíz de la nariz, hay una dilatación en el hueso frontal del cráneo que es
llamado el seno frontal. La ligera comba producida por la dilatación de este
hueso, es conocida en frenología como el asiento de la individualidad. Es este
lugar donde se colocan las joyas en la frente de los Buddhas, y es, también,
desde este punto que la serpiente se levanta de la corona de los antiguos
egipcios. Varias de las Escuelas de Misterios enseñan que este es el sitial de
Jehová en el cuerpo humano. Aunque su función se realiza por medio del sistema
generativo, su centro de conciencia, como una parte del espíritu del hombre,
esta localizado en un mar de éter azul, en el centro del seno frontal, llamado el velo de Isis. Cuando se estudia el cuerpo
humano, clarividentemente, ese pequeño punto aparece, siempre, como un centro o
punto negro y no puede ser analizado.
El monte Palatino de los antiguos,
sobre el cual fueron construidos los templos de Júpiter y Juno, tiene, también,
su lugar en el cuerpo humano. La estructura del hueso del paladar es una
especie de colina, y arriba del mismo, en línea recta, están las dos órbitas de
los ojos, las cuales son el Júpiter y Juno del mundo antiguo.
La cruz, desde luego, representa el
cuerpo humano. Su parte superior es la cabeza del hombre, irguiéndose sobre la
línea horizontal de los dos brazos abiertos. Como ya lo dijéramos, las grandes
iglesias y catedrales del mundo han sido construidas en forma de cruz, y
contienen (donde estaría la cabeza) el altar con sus velas encendidas. Estas
velas simbolizan los centros espirituales que se hallan en el cerebro, y la
costumbre de colocar una ventana sobre el altar, sugiere el delicado lugar que
se halla en la parte superior del cráneo. El cráneo - la habitación superior -
es el sanctum sanctorum del Templo
Masónico, y a él sólo pueden aspirar
los puros.
El hueso en forma de ala, que la
ciencia médica conoce como esfenoide, es el escarabajo egipcio, llevando en sus
garras el cuerpo pituitario y teniendo, también, en lo alto, las centelleantes
chispas de la inmortalidad localizada en el seno frontal.
Se nos dice, en las mitologías
antiguas, que los dioses bajaban del cielo y andaban entre los hombres,
instruyéndoles en las artes y ciencias. De manera similar, los poderes divinos
del hombre, descienden del mundo celestial de su cerebro para llevar a cabo la
obra de construir y reconstruir las sustancias naturales. Se nos dice que al
final de la evolución del cuerpo humano, éste se irá disolviendo lentamente
retornando al cerebro (que fue su origen) hasta que no quede nada más que siete
centros globulares irradiando siete sentidos de percepción perfectos, que son
los espíritus ante el trono y los salvadores que son enviados al mundo para
redimirlo por medio de los siete períodos de su desarrollo.
El hombre es una planta invertida;
se nutre del sol como la planta lo hace de la tierra. Así como la vida de la
planta asciende por su tronco para nutrir sus ramas y hojas, la vida del hombre
(arraigada en el cerebro) desciende para producir el mismo resultado. Esta vida
descendente se simboliza por el mundo de los salvadores, que bajan al mundo
para morir por los hombres. Más tarde, estas vidas retornan al cerebro, en
donde ellas glorifican al hombre ante todos los mundos de la creación. Es
suficiente ya, como relato sobre el cerebro. Ahora, consideraremos la otra
parte maravillosa del hombre, es decir, la espina dorsal.
ANATOMÍA OCULTA DEL HOMBRE |
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